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DE CENIZAS A CARBONZILLOS: Proyectos de vida

Introducción

 

La pretensión del autoconocimiento es tan antigua como la humanidad misma, bajo el precepto de "conócete a ti mismo" de Pittaco (652-570) (Gascón, 2003), quien fue uno de los siete sabios de Grecia, se decretó la importancia del mandato que además se dijo que había sido un mensaje venido del cielo, mensaje que fue colocado mediante letras de oro en el templo dedicado al Dios Apolo.

     Es a través de la consciencia de uno mismo y la introspección (autoanálisis) que podemos analizarnos, para saber  ¿quiénes somos? ¿qué hacemos en la vida? ¿qué queremos en ésta?, preguntas que han sido abordadas desde la antigüedad de la humanidad por disciplinas tales como la religión, la filosofía y recientemente la psicología, y cuya razón de ser de tales preguntas, cuestiona y produce una identidad personal que nos permite ser quienes somos, por un lado, y, por el otro, producir un sentido a nuestras vidas, que a medida que crecemos y adquirimos nuevas experiencias va cambiando.

        A pesar de que el autoconocimiento es como I. Kant (1989)  afirma "la más difícil de todas las tareas" (Gascón, 2003), vale la pena dedicar tiempo a éste mediante preguntas que nos estimulen a reflexionar sobre uno, en cuyas respuestas es de suma importancia ser honestos con uno mismo, no tratando de opacar aquella parte que no nos guste, sino al contrario darse cuenta de ésta y en la medida de lo posible, si es que se desea, poder modificarla para nuestro beneficio, ya que "el autoconocimiento es una condición sine qua non para interiorizarse y mejorar como personas" (Gascón, 2003, pág. 15). 

      La introspección “nos permite identificar, entender y explicar nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestros actos y sus consecuencias” (Marcos, 2007, pág. 23), es ésta la situación donde el propio objeto de análisis se vuelve uno mismo mediante el desdoblamiento que somos capaces de hacer los seres humanos por medio de la auto-conciencia.

          Hay que tener presente que para la creación de nuestra representación mental de quiénes somos, de nuestro “yo”, intervienen diversas cuestiones, como por ejemplo “el equipaje genético que traemos al mundo, los vínculos afectivos de la infancia, las opiniones de los demás, los valores sociales y las normas culturales” (Marcos, 2007, pág. 23). Es decir que cuando nos autoanalicemos no perdamos de vista el entramaje social a partir del cual somos producidos, ya que no es lo mismo haber nacido y crecido en China que en México, pues en cada cultura e incluso contexto existen sus propias costumbres, códigos, creencias, ideologías, significaciones, etcétera, que determinan en gran mediada la existencia de uno.

        Parte importante del autoconocimiento es la autoestima propia, la cual radica en saber qué imagen valorativa tenemos sobre nosotros mismos, para que a partir de ésta podamos hacer los cambios que se requieran con el fin de un beneficio personal que permita tener una mejor vida, en términos de calidad.

        La autoestima “es la respuesta emocional automática y global de aprecio o rechazo de uno mismo,  resultado de la suma metódica de las evaluaciones que hacemos sobre nuestra lista personal de atributos o cualidades” (Marcos, 2007, pág. 12). Esto quiere decir que es a través de  la autoestima que realizamos constantemente una autovaloración a través de la cual nos percibimos, pensamos, vivimos y por lo tanto relacionamos con los demás.

          El aspecto físico, el carácter, las actitudes, la maneras de ser, de comportarse, de sentir, en fin una gran cantidad de aspectos propios son constantemente valorados, de tal manera que depende, en parte, de estas valoraciones que se produzca una autoestima determinada (baja, alta) así como de la propia historia de vida del sujeto:

      “Nuestras experiencias pasadas, nuestros valores y nuestras expectativas moldean nuestras opiniones, especialmente sobre ideas abstractas o temas tan emocionalmente cercanos e importantes para nosotros como la propia valoración de lo que somos” (Marcos, 2007, pág. 16).

        En la cita anterior nos podemos dar cuenta de la huella que deja la historia de vida de una persona en la propia autoestima, pero también de la singularidad de la autoestima en tanto que esta es subjetiva, es decir que varía de persona a persona.

        Se considera que tener una alta autoestima “va de la mano de un alto nivel de dicha y de la participación gratificante y útil en la sociedad” (Marcos, 2007, pág. 12), que por el contrario contrasta con una autoestima baja, la cual se considera motivo de infelicidad, de conductas nocivas y propensión a la violencia. Por lo tanto resulta importante y provechoso fomentar una autoestima alta para que las personas vivan con mayor dicha en sus vidas. 

          Mediante el autoconocimiento es que podemos saber lo que queremos en nuestra vida, así como los proyectos de vida que anhelamos, en donde nos trazamos diversas metas, a corto, mediano y largo plazo, que deseamos alcanzar, enfoncando nuestra energía y esfuerzo para poder lograrlas de acuerdo a nuestras propias habilidades y destrezas.

         Sin embargo en la vida todos los seres humanos pasamos por situaciones difíciles que tambalean las certezas, la metas personales y las plenitudes, haciendo un quiebre en nuestras vidas, produciendo sensaciones, entre otras, de dolor, de sufrimiento y de duelo. Situaciones en las que no sabemos bien qué hacer y cómo enfrentarlas, ya que nublan en primera instancia nuestra manera de estar en la vida y rompen nuestra unidad como personas. Antes de continuar es necesario saber a qué nos referimos con dichos conceptos.

          El dolor es aquella "reacción ante un estímulo sensitivo perjudicial en el nivel biológico y físico (que) deja un recuerdo en tanto experiencia perjudicial" (Lucero, 2015, pág. 3), dolor que puede ser paliado mediante la recuperación del propio cuerpo por medio de sus métodos de regulación del sistema inmunológico o por medio de la intervención médica. En cambio el sufrimiento es más bien un "dolor interior" (Lucero, 2015) en el que intervienen la memoria, la imaginación y la inteligencia. Resulta ser este último una causa de mayor malestar para el sujeto, ya que al ser de índole psicológica requiere de un gran esfuerzo personal y de lucha constante a nivel psicológico para lograr el bienestar personal.

          No obstante lo importante en las situaciones difíciles es, como dice Jaspers, no preguntarse por qué sufrimos sino más bien qué hacemos con ese sufrimiento (Cantillo, 2014). Puesto que son las situaciones difíciles las que nos posibilitan sacar mucho provecho, ya que podemos  "transformar una tragedia en un triunfo personal, la propia desgracia en un logro humano" (Cantillo, 2014, pág. 44) y de esta forma lograr una felicidad particular. Quizás la mayoría de las veces no podemos cambiar las situaciones que se nos presentan, pero lo que sí podemos hacer es cambiarnos a nosotros mismos, el sentido de nuestras vidas y las metas que perseguimos en ésta.

 

 

Objetivo general: Producir un espacio de reflexión sobre uno mismo, en dónde uno sea cuestionado constantemente sobre quién se fue, quién se es y quién se quiere llegar a ser, enfatizando la importancia de tener proyectos de vida sin importar las adversidades que se puedan estar atravesando en ésta. Se propone que las adversidades, que causan dolor, sufrimiento y duelo, no sean vistas como un impedimento en la vida, sino como una fuente de enseñanzas para el beneficio personal.

 

Objetivos específicos:

  • Reflexionar sobre la importancia del autoconocimiento como forma de saber lo que uno quiere en la vida.

  • Ampliar los conocimientos sobre el concepto de la autoestima, valorando la propia autoestima y los cambios que se le pueden hacer para tener un mayor beneficio personal.

  • Analizar los conceptos de dolor, de sufrimiento y de duelo y las maneras de poder convivir con ellos sacándoles el mayor provecho.

  • Reflexionar y enfatizar la importancia de los propósitos personales y las metas a corto, mediano y largo plazo que se quieran cumplir de acuerdo a las habilidades personales y los recursos con los que uno cuenta.

 

 

Bibliografía

 

  • Cantillo, I. A. (2014). Apropiación del sufrimiento y búsqueda de sentido. Tesis Psicológica, vol. 9, núme 1 , 36-49.

  • Gascón, A. d. (2003). Autoconocimiento y formación: más allá de la educación en valores. Tendencias pedagogicas 8 .

  • Lucero, I. (2015). Enciclopediadebioetica. Recuperado el 20 de Abril de 2015, de http://enciclopediadebioetica.com/index.php/todas-las-voces/168-el-dolor-y-el-sufrimiento-humano

  • Marcos, L. R. (2007). La autoestima, nuestra fuerza secreta. España: Espasa.

 

Red Mundial de Suicidiologos México A. C.

 

Miguel Ángel de Quevedo 967.

Col. Rosedal, C.P. 04330, Coyoacán, Ciudad de México.

 

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